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De Egea espera desde el año pasado que la Justicia uruguaya responda los exhortos enviados desde el año pasado para conocer los pasos de Villarejo en el Uruguay.
Empero, no solo no existió hasta el momento ninguna respuesta de la Justicia de nuestro país, sino que además ninguna autoridad uruguaya, tanto judicial como del gobierno, se interesó por conocer lo que ocurre con las firmas operadas por Villarejo en el territorio nacional.
Por la misma causa se encuentra encausado —pero en libertad— un socio del policía, el abogado madrileño Rafael Redondo, también involucrado con las empresas uruguayas.
Según el juez, Villarejo lideraba una organización que llevaba adelante todo tipo de trabajos de recolección de información, consultoría, inteligencia y vigilancia. Como contraprestación, recibió dinero de sus clientes que luego fue enviado a varios países, entre ellos a Panamá y Uruguay.
El 5 de noviembre del año pasado, la jueza española Carmen Lamela dictó el auto de prisión de Villarejo, de su socio Redondo y del también comisario Carlos Salamanca, a los que les imputó los delitos de organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales como resultado de la operación "Tandem", llevada adelante por la fiscalía española. En el mismo auto de procesamiento, se ordenó la libertad de otras cuatro personas. La Justicia española estima que el comisario jubilado blanqueó unos 5,5 millones de euros, producto de su ilegal accionar.
Hotel en Punta.
Una parte de ese dinero fue empleado para la compra del hotel "Pierre" ubicado en el barrio residencial Cantegril de Punta del Este.
En el caso del complejo hotelero, Villarejo empleó las empresas Topy SA y Pierre SRL. Estas dos firmas luego fueron cedidas a la pareja conformada por los esposos Adrián Beloso y Raquel Serna, quienes pagaron alrededor de tres millones de euros. La pareja entregó inmuebles en Madrid y Málaga y se comprometió a cubrir un saldo de precio de US$ 1.051.367.
"¡Cuando llegues a Punta del Este, a Laura ningún caso!", exclamó el comisario jubilado de la policía española José María Villarejo. El interlocutor era Adrián Beloso, un arquitecto argentino de 56 años que residía hasta ese entonces en Madrid. Beloso y su esposa Raquel Serna, habían sido tentados por Villarejo para que le compraran el hotel esteño.
La Laura mencionada es la hija del comisario Villarejo, quien se encontraba entonces en Uruguay no solo para hacerse cargo de la explotación del hotel, sino también para atender otras inversiones que su padre mantenía con su socio, el abogado español Rafael Redondo. Beloso tenía hasta entonces una relación muy estrecha con la familia Villarejo, forjada a partir de su amistad con el hermano del comisario, un provincial de la Orden de los Carmelitas que ejerció el sacerdocio en Buenos Aires en los ochenta.
El negocio.
Beloso y su esposa partieron hacia Uruguay a comienzos de 2013 con el propósito firme de comprar el hotel. Aquí fueron recibidos por inmobiliarios, escribanos y contadores que se presentaron como "socios" de Villarejo.
Un escribano montevideano fue el encargado de realizar los trámites correspondientes para que Beloso y su esposa se quedaran con el complejo hotelero.
No solo la recomendación de Villarejo de no atender a Laura disparó alguna intranquilidad. Algo flotaba en el aire que no le cerraba. De todas formas, la entrañable amistad de las dos familias lo tranquilizó de inmediato. Algo de temor le generó la actitud del escribano. Por un lado, la operación consistió en la compra del paquete accionario de Topy SA y las cuotas sociales de Pierre SRL. La primera como propietaria del edificio; la segunda como operadora del hotel. El escribano actuó como representante de la parte vendedora y la compradora. Al cerrar la operación, el primero le hizo firmar un recibo por la entrega de las acciones. Pero esto nunca ocurrió. Hasta el presente, Beloso no ha podido hacerse del paquete accionario de la firma propietaria del hotel por el que pagó unos tres millones de euros. Sí figura en el registro que lleva adelante el Banco Central del Uruguay. Sin embargo, de las acciones ni noticias; es algo pendiente.